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Quando um ato implica o “pôr” a existência ou não de uma objetualidade, diz-se
que, além de visar ao objeto, ele “põe” o ser ou o não-ser de sua objetualidade. Por isso,
afirma-se que o ato ou é “ponente” (Setzende) ou “não-ponente” (Nicht-setzende). Ora,
os atos de “mera representação”, justamente porque são atos não-ponentes, carecem ou
estão privados do caráter de crença
65
. Husserl apresenta alguns exemplos para ilustrar
esta peculiaridade das “meras representações”. Um deles é o da simples compreensão de
uma palavra ou proposição
66
, sem que necessariamente se julgue ou deseje algo
67
. Por
exemplo, o juízo S é P é um ato distinto do mero ato de representar S é P. Este não é um
componente daquele, mas apenas um ato dos que escutam e compreendem o referido
cualidades de acto es un entrelazamiento de elementos abstractos, como nos convencemos de ello sobre la
base de una intuición ejemplar. La materia no puede existir aislada; sólo puede alcanzar concreción,
evidentemente, completándose con momentos que están definidos por ley mediante el género supremo:
cualidad acto. El mero entender, el mero “representarse indecisamente” en general, es algo esencialmente
distinto del establecer que lleva a cabo la fe o de cualquier otra “toma de posición” (presumir, desear,
etc.). Pero entonces hemos de reconocer y de fijar fenomenológicamente diferentas en ese género mismo
que llamamos cualidad de acto”. HUSSERL, Edmund. Investigaciones lógicas, II, V, cap. 3, §31, p. 551.
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Daí justifica-se o uso do termo “mero”. “Mero” indica a falta de algo. Porém, como adverte Husserl, a
falta não pode ser sempre anulada por um preenchimento. Por exemplo, o contraste entre o juízo e a
“mera representação” é resultado da primazia do juízo sobre a “mera representação”. Contudo, a primazia
não é em virtude de que haja algo a mais no juízo. Como diz Husserl: “o contraste entre a mera
representação e o juízo corresponde ao defeito da primeira em relação à primazia do segundo, ou seja, a
primazia da decisão judicativa sobre a situação meramente representada”. Cf. HUSSERL, Edmund.
Investigaciones lógicas, II, V, cap. 3, §28, p. 545.
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“Ahora bien, encontrábamos dudoso el principio que consideramos, en cuando entendía por
representación cierto acto que se referiría a esta total unidad objetiva del acto correspondiente y fundaría
este acto: la situación objetiva, que es mentada en el juicio, deseada en el deseo presumida en la
presunción, etc., es necesariamente una situación representada; y representada en un acto peculiar de
“representación”. El título de “representación” comprendía en esta interpretación la “mera”
representación, una especie de acto, nos explicábamos tomando como ejemplos la mera comprensión de
proposiciones enunciativas oídas y frente a las cuales nos “comportásemos de un modo completamente
neutral””. HUSSERL, Edmund. Investigaciones lógicas, II, V, cap. 4, §33, p. 555.
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“El uno que juzga que S es p; otro oye las mismas palabras y, las entiende, sin juzgar el mismo. Las
mismas palabras funcionan en igual sentido, son usadas y recogidas con igual comprensión. La diferencia
es clara; en el sentido, son usadas y recogidas con igual comprensión. La diferencia es clara: en el
segundo caso tiene lugar la mera comprensión de las palabras. En el primero, algo más; la comprensión es
la misma, pero se juzga además. Ensanchemos el círculo de los ejemplos. Diversas personas pueden
desear, esperar, presumir, dudar, etc., exactamente esto mismo, que S sea p, y pueden hacerlo en los actos
expresos correspondientes. Todos ellos entienden las palabras comunes, todos ellos tienen también en
común con el que juzga lo que éste tiene en común con el que comprende meramente “S es p”.
Notoriamente, en este último se encuentra aislado lo que en el primero aparece dotado además del
carácter de la convicción, del deseo, de la esperanza, etc. La mera comprensión es en este caso la mera
representación, que suministra la base siempre igual a toda la serie de actos de la misma “materia”. Esta
misma interpretación se extiende luego, naturalmente, de los actos expreso as a los no expresos”.
HUSSERL, Edmund. Investigaciones lógicas, II, V, cap. 3, §30, 549.