Desposorios entre el Casar y la Juventud
Francisco de Quevedo
El casar se desposó con la juventud y de este matrimonio tuvieron dos hijos que nacieron
de un vientre: el primero llamaron Contento y al segundo Arrepentir y murió la madre de
este parto.
El contento murió muy niño, pero su hermano Arrepentir vivió muchos años, el cual
escarmentado por lo que había visto en casa de sus padres, no quiso tomar estado y
andúvose por el mundo sin dejar parte de él que no visitase.
Al cabo de algún tiempo dio en hacer el amor a doña Viudez, señora de tocas, la cual
hacía muy pocos días que había enterrado al Sentimiento, su marido, y como tuviese en
su casa al Cumplimiento y Soledad por criados, se aficionó al Cumplimiento, pero duróle
poco la afición, porque luego se lo llevaron a palacio para que sirviese al rey de engaños.
Quedóse Soledad con su señora doña Viudez y la acompañó una tarde que fueron a una
junta de dones y encontró con tres amigas, con cuya conversación se dirvitió de manera
que, cuando su ama doña Viudez se quiso volver a casa, no la pudo acompañar la
Soledad. Estas tres amigas se llamaban Mirar de lado, Descubrir la mano y Pláticas
excusadas, pero de lo que sirvió este recado fue que Pláticas excusadas y su mensajero
o mediador se quedase y que a Soledad aún no se le pagase su salario.
En esta ocasión andaba Placeres muy amartelado de la señora Viudez y dióle sus
poderes a Pláticas excusadas por cuya tercería se vinieron a querer mucho doña Viudez y
Placeres y de la primera vez que se vieron quedó preñada Viudez de un hijo que llamaron
Diversiones, en honra del nombre de su padre.
Este hijo confirmó tanto el amor de Viudez y Placeres, que no fue posible conseguir que
viudez diese oídos a los recados con que la solicitaba Arrepentir, el cual, despechado por
esto dio en un gran desbarro, que fue a enamorarse de una ramera pública y de todos,
llamada doña Esperanza. Con ésta, pues, se amancebó y tuvieron doce hijos a los cuales
llamaron con diversos nombres, sin que ninguno de ellos perdiese el de la cepa e su
padre.
Al primero llamaron Sufrir y llevar la carga; al segundo, Mal infierno arda quien con vos
me juntó; al tercero, Dios me dé paciencia; al cuarto, Dios me saque de con vos; al quinto,
Si yo me viera libre; el sexto, Loco estaba yo; al séptimo, Ésta y no más; al octavo,
Juzgué que era miel y era acíbar; al noveno, ¿Qué trajiste vos?; al décimo, Otras se
gozan y yo padezco; Al onceno, ¿Quién me lo dijera a mí?; al duodécimo, Más vale capuz
que toca.
Dejo de decir otros dos hijos porque sin embargo de haber nacido y criado en su casa, no
ha habido forma que los quiera reconocer por tales Arrepentir; estos son: Celos y Mala
condición.
Viéndose con tantos hijos el Arrepentir trató de que se le diese la franqueza y exención de
que gozan los de la descendencia de los Modorros. A este pleito salió Penseque con
poder especial y lo contradijo alegando no debía de gozar de privilegios por ser los hijos
no legítimos, a lo cual se replicó que sí lo eran, por ser nacidos muchos años antes de los
Concilios y que los había habido con palabras de casamiento, que en aquel tiempo por no
haber otro, equivalía a verdadero matrimonio. Y estando el pleito concluso en el Tribunal
de la Antigüedad, presidiendo en él la Experiencia, se pronunció sentencia definitiva y se
despachó ejecutoria de ella, en que declararon al Arrepentir y a toda su descendencia por
libres y exceptos de consuelo y alegría, gusto, contento y de todo bien.
Y esto como ya ejecutariado se guarda y observa inviolablemente.